La
ruta de Los Cahorros discurre bordeando el río
Monachil,
el cual nace en el pico Veleta (el
segundo más alto de la Sierra Nevada y el cuarto del país). Y este
río es el gran artífice del impresionante paisaje, altas montañas
que han sido escarvadas durante siglos por sus aguas. Los viajeros
van caminando entre las paredes, en ocasiones bastante estrechas, que
el Monachil consiguió modelar.
Para
llegar hasta ahí, se
sale desde el pueblo en dirección El Purche y,
a unos 500 metros, a la altura del bar El Puntarrón, se puede dejar
el coche. Y desde ahí comienza un sendero hacia la derecha que se
mete por una zona de cortijos con árboles frutales que nos conduce
hacia la ruta. Se llega hasta dos eras llamadas Los Regenerales y se
puede coger el camino de Los
Cahorros Altos o los Bajos.
La ventaja de ir por los Altos son las vistas del cauce del río
desde arriba.
En
el camino se combinan las montañas con el río y sus cascadas. A
esto se suma otra característica de la ruta que son los puentes
colgantes que
hay que ir atravesando cada tanto, para disgusto de los caminantes
con vértigo. Uno de los puentes sobre el río mide nada menos que 63
metros,
que se construyó hace cerca de un siglo con cuerdas y hace cuarenta
años se remodeló para una mayor seguridad.
Dado
que no
existe casi desnivel en la mayor parte del recorrido,
las dificultades no son grandes. Sin embargo, hay momentos en los
cuales el trayecto se vuelve un poco más complicado, como al pasar
por la
Cueva de las Palomas (uno
de los puntos más bonitos del camino). Aquí hay unas anillas en las
paredes para poder sujetarse, para hacer frente a lo estrecho del
sendero. Y si el río está medianamente alto, hay alguna parte en la
que hay que pasar sentados. Pero la caminata de un par de horas se ve
recompensada por un rato sentado en alguna de las praderas escuchando
los pájaros y el agua.